sábado, 18 de abril de 2009

Media noche


Las doce solemnes campanadas del viejo reloj acaban de anunciar la media noche. Entre aquellos ventanales se filtraba una tenue luz, la cual se hacía mucho más intensa cuando los relámpagos renacían sin cesar entre la oscuridad de la noche. Uno de esos ventanales se componía de paneles que enmarcaban a su vez extrañas figuras pintadas en vivos colores, y que proporcionaban al aposento singulares imágenes cuando los impactos de luz hacían mella entre ellas. Situada a un extremo de la habitación, estaba la cama, tallada en madera de roble. De la parte superior colgaban sedas y damascos. Penachos de plumas, no faltos de polvo, podían apreciarse en cada rincón del aposento, emanando de él una melodía sorda, de marcha fúnebre…

Un silbido inquietante, arrancado del silencio, procedía de alguna grieta que por defecto dejaba entrar un hilo de aire. Este no cesaba, y cuanto más fuerte silbaba, el viento descargaba más violentamente su furia sobre el vidrio pulido.

En aquella vieja cama, yace un hermoso joven medio dormido, a la espera de conciliar el sueño. Un brazo le cuelga de un lado de la cama y el otro está posado encima de su cabeza. Mueve los labios ligeramente, adormecido, como quien recita sus plegarias a ‘Aquel’ que vino al mundo a sufrir por nosotros. Aun permanece en estado de vigilia, inquieto a la vez… Un sentimiento de angustia invade su ser, siente miedo, pánico, terror… Es una mezcla de sensaciones indecibles, él solo desea evadirse de sus sentidos para no formar parte del rol que asume la penumbra, un papel aterrador.

1 comentario:

Elsa dijo...

Será porque ya está medio muerto, casi enterrado, los días contados... Será por eso que has enlazado al viento cuando acaba de abandonar su isla..
O tal vez erraste el camino y lo confundiste con el que sopla en la noche, en tu noche, la noche que yo no comparto...

Me dan yuyu los dráculas y similares. Me levanto con el gallo. La noche es oscura...

Un saludo.