sábado, 12 de julio de 2008

Síntomas


Bajo lentamente la mirada, mientras el aire helado le entumecía la cara. Tenía las
manos muy frías, los dedos casi congelados dificultándole enormemente la movilidad.
Miró el suelo, distinguió un color. Un color blanco en forma de linea se extendía a
lo largo. No entendía que era y volvió a mecerse. Tenía la nariz helada, rojiza y
llena de mocos. Las gotas le comenzaron a resbalar por las mejillas, la luna las
alumbró y se secaron, se secaron heladas como si estuvieran en un congelador.
Se notaba el cabello mojado. Se lo palpó. Dejó de mecerse. Se lo tocó lentamente,
pelo por pelo. Movió la mano y la sangre se alumbró en ella, seca y coagulada; tan
fría como un día de invierno, tan fría como el monte más helado de los mundos. La
sangre se le extendió hasta cubrirle las manos al completo.
Sintió temor, mucho temor. Estaba sangrando, helándose de frío y todavía seguía sin
entender nada. No pudo evitarlo, de verdad que no pudo, sus ojos se humedecieron y…
Otra lágrima se derramó alumbrándose sobre sus mejillas. Se le secó en un sonido
cristalino.

5 comentarios:

Esther dijo...

Después de leer esto me dejas con la duda de que le paso a la protagonista,si seguía viviendo pese a sus heridas , si murió..

Espero leer el final :) saludos

Rara Avis dijo...

El frío solo es el comienzo...

besitos helados...

dijo...

escalofriante y genial...
mil besos

la cocina de frabisa dijo...

Interesante y precioso texto.

Enhorabuena!

un beso

Tacirupeca Jarro dijo...

Me paseo por tu blog, atractivo, por supuesto, y te dejo un saludo.
Fácilmente concecto yo con Rumanía, y así lo he hecho al entrar aquí.
Un saludo.